miércoles, 30 de diciembre de 2009

EL PROBLEMA DE LA ORGANIZACION

III Reunión Consultiva Vecinal en San Juan de Lurigancho:

El Problema de la Organización

 

Como quiera que se haya iniciado una serie de reuniones consultivas en algunos distritos limeños y con la clara finalidad de fortalecer en los hechos el frente unido del pueblo, es que se viene poniendo todo el peso de la preparación de la organización en el eje de trabajo local, barrial, municipal.

 

Esta diversidad de experiencias que vienen germinando en el horizonte actual no son producto de antojadizas elucubraciones. Por el contrario, son lógica consecuencia de la nueva oleada de luchas sociales que ya ha comenzado ha remecer los viejos cimientos de la sociedad peruana.

 

Digámoslo de otro modo, todas estas experiencias de lucha no son producto de un acto taumatúrgico o de la divina providencia, tienen su base en un trabajo previo, que no pudo haber ocurrido sino en muchos años, como resultado de denodados y multiplicadores esfuerzos de voluntad realizadora.

 

Los tiempos nuevos que hoy nos toca vivir, nos exigen ante todo la puesta en práctica de todas nuestras ideas, de todos nuestros pensamientos. Lo que más no hace falta ahora es poner a prueba toda nuestra imaginación, cuya fuerza ha de ser realmente creadora y revolucionaria cuando se nutra de la savia de esta nuestra realidad, tan enriquecedora, tan diversa, tan compleja y tan contradictoria a la vez. No es otro sino el llamado de este necesario período de preparación y crítica de ideas, de despliegue dialéctico de creatividad política.

 

Las ideas nuevas brotan de la realidad nueva, ya en germen, ya en marcha, ya en progreso, ya en desarrollo. Nada adviene de la nada. El trabajo municipal no podía dejar de ser la excepción en este caso. Por mencionar, vale refrescar la memoria de los avances presentados en Ancón, Huaycán, Huaral y sobre todo en Paramonga que en este año cumple 20 años de esta pionera experiencia que ha irradiado junto al pueblo la lucha electoral, como una de las formas de la lucha de clases, de las luchas legítimas a las que tiene derecho todo el pueblo. Es preciso aclarar, que la lucha electoral no es un fin, es por el contrario, un medio, un instrumento que debe formar parte de un plan estratégico que se diriga a la generación de conciencia de clase, que contribuya al fortalecimiento de la conciencia cívica de nuestro pueblo, a la reivindicación de sus derechos fundamentales.

 

La preparación de la organización debe necesariamente traer aparejada la formación del hombre nuevo, del factor humano como agente activo en la lucha por una nueva sociedad. El individuo es el factor fundamental. Y lo sigue siendo ahora. Ahora más que nunca!!! Porque es él, el elemento clave que debe operar en este proceso de cambio social.

 

Una ruptura con el pasado, con el tradicionalismo de nuestra cultura autoritaria, tiene que tener en cuenta este criterio, y debe sobre todo actuarlo conscientemente. Posiciones conservadoras desde puntos de vista estrechamente unilaterales y mecanicistas, han considerado en materia de trabajo de organización, el predominio del aparato burocrático sobre el hombre. Un punto de vista revolucionario debe tener como centro la actividad vital y creadora del hombre. No es la organización la que hace al hombre a su imagen y semejanza. Es el hombre el que hace la organización, y la adecúa a sus necesidades. Y cuando esta deja ya de corresponderse con las nuevas condiciones de vida, debe cambiar necesariamente en sus estructuras. Cuando no ha ocurrido así –y en nuestra historia abundan muchos ejemplos- se han ahogado momentáneamente las esperanzas del pueblo en su lucha por el cambio social. Unas veces el dogmatismo delirante ha querido imponer en las masas su "ideario". Otras veces los conciliadores colaboracionismos han subordinado la lucha de la clase trabajadora a los intereses de la burguesía. En las lecciones que nos ha dejado para nuestra historia, la trágica experiencia de Sendero Luminoso y la Izquierda Unida, hemos visto representadas estas desviaciones que bifurcaron la unidad de las fuerzas progresistas y revolucionarias en un movimiento centrífugo.

 

La organización de nuevo tipo, de la que tanto se escribe pero por la que muy poco se hace, debe tener como base para su desarrollo, la preparación del factor humano, la liberación de su potencial. Sólo así seremos capaces de conducir nuestras propias fuerzas, nuestro trabajo individual, hasta convertirlo gradualmente en un trabajo colectivo, de colaboración solidaria y de supervisión mutua.  

 

 

San Juan de Lurigancho

 

Domingo, 13 Diciembre de 2009

 

 

 



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Luis Anamaría http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com/
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