Tenemos aquí -en el video que ponemos y que hemos colocado en youtube-, un testimonio gráfico de lo que son los vendedores ambulantes en Lima, pero en Perú tenemos que el 70% de la población se dedica a la actividad informal. Las fotos que complementan este texto grafican esta actividad en diversos lugares del mundo.
Los vendedores ambulantes se manifiestan, en esta oportunidad, en una actividad específica como es la marcha policial que tuvo lugar el 04 de marzo de 2010.
Ellos son los eternos acompañantes de cualquier manifestación masiva que haya, sea programada con mucha anterioridad y sea repita en fechas fijas, sea programada con poca antelación o sea completamente espontánea e improvisada.
En un lugar donde no hay trabajo formal, o bien retribuido, la gente se mete a lo que existe y nadie se lo puede impedir: vender ambulatoriamente. Muchas personas que tienen trabajo formal pero mal retribuido (incluso profesionales), complementan sus ingresos con actividades informales.
Ni siquiera las ordenanzas municipales pueden impedir que los vendedores ambulantes realicen su actividad porque cuando llegan los policías municipales, ellos esconden su "merca" y parecen simples transeúntes. Y cuando ya son muy molestados en algún lugar, se trasladan a otro.
Claro, la policía municipal ya sabe dónde se concentran ellos, pero por una cómoda colaboración de cada uno, los dejan tranquilos. También los policías municipales son mal pagados y de esta manera ellos también complementan sus ingresos. También el Municipio, en muchos distritos donde los vendedores ambulantes son endémicos, les cobra impuestos allí donde los encuentra.
Los vendedores ambulantes son reprimidos por las autoridades, pero también procuran colaborar con ellas en toda circunstancia con la finalidad de que los dejan tranquilos y vean que no son peligro alguno.
Los vendedores ambulantes difícilmente laboran en lugares solos, siempre están con sus familiares o amigos muy cercanos y entre ellos se cuidan, se protegen, se pasan la voz de lo que pueda serles perjudicial. También defienden sus lugares habituales de ubicación de otros que quieran llegar a aposentarse en ellos. En realidad están muy unidos, en aquellos lugares donde se concentran en cantidad. Ya no hablamos de que ellos son simplemente migrantes, hoy en día hasta los mismos limeños que viven en sectores muy pobres se dedican a vender ambulatoriamente. Y hay algunos que no son tan pobres porque venden en sus propios vehículos: autos, camionetas, etc.
Aparte de que no tienen seguro social, de que son molestados continuamente, de que les cobran sobornos -por muy poco que sea el monto de acuerdo a lo que vendan-, siempre es para los transeúntes una pregunta corriente: Si están todo el día vendiendo en las calles ¿dónde hacen sus necesidades fisiológicas? En los lugares donde están asentados con regularidad, se ponen de acuerdo con algún local comercial de expendio de comidas preferentemente, para utilizar su baño y pagan una cuota fija en la que colaboran todos. Ellos pagan, por supuesto, una suma mucho menor de lo que paga otra persona eventual por el uso de los servicios higiénicos.
Los vendedores ambulantes que van de un lugar a otro, que están continuamente moviéndose, simplemente utilizan las calles como baños. Es la triste realidad en una ciudad donde no hay baños públicos y si los hay se tiene que pagar por utilizarlos, y si no se pagasen estarían completamente inmundos…
Saber qué está bien y qué está mal en un país donde imperan estas condiciones de vida, saber si lo que está fuera de la ley está bien o mal, saber si la vida debe imponerse a las leyes, saber si se debe apelar a cualquier cosa que genere ingresos aunque no se respeten las leyes pero no se haga físicamente daño a nadie, ni se les robe directamente, es algo que tiene que ser estudiado a la luz de toda esta problemática.
Combatir policialmente esta actividad de hormiga, multitudinaria, sería una locura porque ¿qué haría tanta gente sin ninguna forma de ganarse la vida honradamente? Porque la piratería es para ellos una forma honrada más de ganarse la vida. Ellos solamente reciben la “merca”, la compran, no la roban.
Desde este punto de vista, los vendedores ambulantes se consideran libres de todo delito. Ellos consideran que quienes deben pagar los derechos de autor son los que piratean los productos sin permiso del autor y sin pagar derechos de autoría. Así se sienten tranquilos para trabajar honradamente y tienen algo que llevar a sus hijos, a quienes sacrifican como nadie porque salen de sus casas muy temprano para regresar muy tarde. Muchos de ellos estudian en las universidades. Las madres solteras, que son seguramente la mayor proporción de vendedores ambulantes hoy por hoy, dicen que es mejor esto que prostituirse.
La misma prostitución se ha vuelto ya, pese a todo, una actividad tan normal que las prostitutas no gustan llamarse así, quieren que se les llame masajistas o incluso trabajadoras sexuales. Ellas laboran en horas de oficina y salen de sus casas diciendo que trabajan en alguna oficina que les paga bien. Así pueden mantener a sus padres, a sus hijos y estudiar en la Universidad para dejar ese trabajo en el futuro.
Los vendedores ambulantes, tienen que viajar grandes distancias desde su casa hasta sus lugares de trabajo. Los hijos están prácticamente solos todo el tiempo y cuando llegan ¿qué ganas les queda de conversar con ellos, si además ya los encuentran dormidos tanto cuando salen de sus casas como cuando regresan? Si acaso pueden verlos despiertos, conversar con ellos o ayudarles en sus tareas, es en muy poco tiempo y cuando ellos están sumamente cansados. Deben mostrar buen humor todo el día para atraer a sus clientes, pero ya no les queda ninguno para tratar a sus hijos por el extremo cansancio con que llegan a sus casas.
Las actividades de las bandas juveniles prosperan en este contexto. Las bandas son las verdaderas familias de los muchachos cuyos padres trabajan todo el día para darles algo qué comer. El trabajo infantil prospera también en estas condiciones en que los padres apenas ganan quizás cinco o diez soles diarios y tienen que mandar a los hijos a trabajar para complementar los ingresos familiares, sacrificando los estudios escolares, ya sea porque no pueden asistir por trabajar, ya sea porque llegan los niños tan cansados a estudiar que no comprenden nada y están, además, mal nutridos.
En estos sectores es donde se presentan los casos más dramáticos de niños quemados, porque desde muy pequeños las niñas tienen que cocinar para sus hermanitos en cocinas de querosene, o porque los niños se quedan encerrados en sus precarias habitaciones porque no tienen nadie que los cuide y se alumbran en la oscuridad con velas, que terminan causando incendios.
La única manera que tienen los padres -con mayor frecuencia, las madres solteras-, de tener a sus hijos seguros es encerrarlos para que no salgan y sean agredidos por los malhechores en un lugar donde la violación infantil se ha incrementado terriblemente. El hacinamiento en que viven, también ha hecho que los casos de incesto se presenten de una manera muy elevada, siendo los mismos padres quienes violan a sus hijas y conviven con ellas, en muchos casos con el conocimiento y desentendimiento de las madres, porque la penuria económica les hace escoger entre morirse de hambre y mandar preso al padre violador o permitirlo para no morirse de hambre, con todo el dolor que eso les genera.
Para quienes no viven en este mundo, desde sus cómodas o relativamente cómodas casas, esta situación no es algo que pueden comprender. Para ellos las soluciones son simples, porque no viven en ese mundo ni en esas condiciones, ni con esas características socioculturales y económicas. Desde fuera cualquiera encuentra la solución, pero si esa solución se propone y se lleva a la práctica y no da resultado, algo anda mal y los que andan mal no son solamente los demás sino quien propone una solución que no se adecua a una realidad que desconocen profundamente.
Cuando se acercan a estos sectores sociólogos, psicólogos, profesores, etc., con sus consejos, con sus propuestas de solución, la gente de estos sectores, los escucha, les da la razón, les prometen seguir sus consejos… pero cuando se van, no hacen nada, desechan todo lo que se les ha dicho. La explicación de ellos es muy simple: esas personas no conocen la calle. Así de simple. Esto solamente dicen. Y tienen razón.
Quienes se acercan con sus buenas intenciones, no conocen la calle por eso fracasan y aún tienen la cara de echarles la culpa a los demás diciendo que no quieren cambiar. La cuestión es por qué no cambian a pesar de que manifiestan querer realmente cambiar. Para esto se tienen que estudiar sus casos específicos, comprenderlos, intentar conocer cuál es la racionalidad que los rige, no solamente la manifestación exterior de sus vidas o de sus ideas.
Los vendedores ambulantes existen en todo el mundo como una parte normal más del paisaje urbano. Esta actividad se ha desbordado mundialmente en esta época de la globalización. Las fotos que aquí incluimos nos permiten conocer a los vendedores ambulantes en diversos lugares del mundo.
Por supuesto, también hay vendedores ambulantes en Estados Unidos, que trabajan con licencia municipal aunque se puede encontrar también ambulantes informales aquí y allá. En Europa también los hay. Cuando llegan a otros países de la región, también suelen dedicarse a vender ambulatoriamente si no consiguen trabajo. Es una manera muy usual de ganarse la vida de los inmigrantes indocumentados, por cierto.
Las imágenes que estamos presentando ahora, en las fotos que hemos colgado en youtube, son las imágenes de quienes son los verdaderos vendedores ambulantes, puesto que están siempre yendo de un lado para otro, siempre están trayendo y llevando su "merca", así se establezcan en un lugar fijo todos los días... Compárese con las imágenes de quienes se dedican a la misma actividad en diferentes ciudades del mundo...
“Muchos pequeños vendedores ambulantes y puestos de comida pueden ganarse la vida preparando y expendiendo alimentos. En Malasia, por ejemplo, la preparación y venta de alimentos en la vía pública da empleo a más de 100 mil personas y genera más de 2 200 millones de dólares EE.UU. en ventas. Cuando es posible garantizar la calidad del producto, los alimentos que se venden en la vía pública proporcionan una nutrición adecuada y económica a muchos pobladores urbanos.” (Organización de la Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación FAO)
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